Soy un jugador regular de videojuegos desde que iba a la primaria y guardaba parte del dinero que me daban para ir a las arcades. Tengo más de 10 años jugando regularmente con un amigo pero en los últimos días me sorprendió jugar con personas con las que no me imaginaba coincidir en este hobby. Es por esto que decidí hacer este análisis del juego de moda e intentar entender cómo llegó tan lejos.
Las mecánicas del juego:
Hay hasta 10 tripulantes encerrados en una nave, entre las que puede haber una cantidad máxima de 3 impostores.
Al inicio de la partida sólo los impostores saben quienes son los otros impostores y su objetivo es matar a todos los tripulantes sin que estos los descubran.
Los tripulantes tienen dos formas de ganar. La mas rápida consiste en descubrir a los impostores y expulsarlos de la nave. La segunda es simplemente terminar las tareas que tiene cada uno.
Las tareas son bastante sencillas, por poner unos ejemplos: una es un juego tipo ‘Simón dice’ donde solo tienes que presionar unos botones siguiendo un patrón, otra se trata de conectar unos cables según los colores y otra consiste en llegar al final de un laberinto.
Dejando bastantes detalles de lado de eso se trata el juego, pero lo verdaderamente interesante son las reuniones ya que estas solo se llevan a cabo en el momento que alguien encuentra un cadáver o presiona un botón.
Este es el único momento en el que se permite la comunicación entre los tripulantes así que es cuándo se tiene que decir dónde se encontró el muerto, si había más personas en la zona y/o si se tiene una idea sobre la identidad del impostor.
Las votaciones se hacen al finalizar las reuniones y si alguien se lleva la mayoría de votos será expulsado de la nave.
Los puntos más fuertes del juego:
Primero que nada me gustaría mencionar la suerte, por el simple hecho de que existen cientos de juegos y a unos streamers de League of Legends se les ocurrió jugar este juego en lugar de cualquier otro. Recordemos que no estamos hablando de un título resiente, este juego ya tiene desde el 2018 de su lanzamiento, así que la suerte fue un punto muy importante.
La simplicidad es otro de sus puntos fuertes. Realmente el juego es muy sencillo, las tareas son juegos bastante básicos, llegan a ser tan simples que cualquiera los puede entender, así que a alguien que no está acostumbrado a jugar continuamente no se le dificulta en exceso poner un PIN numérico o pasar un laberinto para avanzar en el juego.
Es cross-play. Se puede jugar en la misma partida desde PC y Celular. Algo que hace que el juego se encuentre al alcance de todos aunque no tengan una PC o consola para conectarse a jugar con sus amigos.
Se puede jugar gratis. Así como no es necesario tener una PC tampoco lo es gastar dinero, ya que la versión de Smatphone es completamente gratis y sólo se requiere de realizar la instalación para comenzar a jugar.
Es un juego social. Dentro de la nave no gana aquél que haga las tareas más rápido o tenga más habilidad para moverse en el mapa, aunque esto pudiera influir. Si ganan los impostores la mayoría de veces es por su destreza para mentir o evadir los problemas, mientras que si ganan los tripulantes por lo general es por la habilidad de deducción y que logren ponerse de acuerdo.
El verdadero pilar del juego:
Lo que le da más valor al juego es que el centro es la comunicación y el aspecto social. Es como estar jugando un juego de mesa con tus amigos, pero en internet, con mecánicas simples y con jugabilidad lo suficientemente pulida para mantenerte entretenido mientras descartas a los que ves haciendo acciones que no puede hacer el impostor.
Básicamente es un juego que te pone en una sala virtual en la que puedes convivir con tus amigos, aliarte con ellos, matarlos, mentirles en la cara y descubrir sus mentiras. Todo esto sabiendo que va a acabar esa partida y a la siguiente no precisamente el que fue ‘enemigo’ va a serlo de nuevo y tienes que volver a poner en duda si tus amigos están contigo o contra ti.
En los últimos días he jugado con un amigo con el que no jugaba en años, otro que se considera lo suficientemente viejo para no jugar cosas online y un primo con el que no imaginé compartir una partida online porque simplemente no es gamer, también he visto gente que sólo juega Candy Crush compartir salas en sus redes sociales.
Todo esto me rompió la cabeza, me hizo pensar: ¿Qué fue lo que logró que todas estas personas tan diferentes coincidiéramos en la misma sala acusándonos de haber matado al blanco? Y al final creo que, aunque sí se merecen crédito los desarolladores por hacer una buena mecánica y un juego lo suficientemente estable para que no se rompieran los servidores con la avalancha de gente que llegó cuándo todo el mundo lo comenzó a jugar. La mayor parte del éxito del juego es el aspecto social, condimentado con una pizca de COVID-19 que nos tiene encerrados buscando la forma más eficiente y sencilla de socializar con las personas que extrañamos.
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